UNA LECHE DEMASIADO TURBIA
La denuncia de presuntas compras turbias en el programa del Vaso de Leche por parte de algunas municipalidades ha puesto otra vez sobre el tapete la corrupción en ese programa social, así como la indolencia, cuando no la negligencia, del gobierno frente a aquella corruptela.
UNA LECHE DEMASIADO TURBIA
La denuncia de presuntas compras turbias en el programa del Vaso de Leche por parte de algunas municipalidades ha puesto otra vez sobre el tapete la corrupción en ese programa social, así como la indolencia, cuando no la negligencia, del gobierno frente a aquella corruptela.
Basta un ejemplo para entender la dimensión escandalosa de este caso: La Marina de Guerra compró 300 mil latas de leche a S/.1.90 la unidad, un precio razonable para el tamaño del lote adquirido. En contraste, la municipalidad de Villa El Salvador compró dos millones 68.352 latas idénticas pagando S/. 2.20 la unidad. ¿Por qué tanta diferencia?
La mayoría de las compras de leche enlatada por parte de los municipios son ilegales porque se hacen con un solo postor, sin competencia, yendo así en contra del libre mercado consagrado por la Constitución de la República.
El Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE), encargado de vigilar las licitaciones del Vaso de Leche, se lava las manos diciendo que la Ley de Contrataciones públicas permite que las compras se hagan con un solo postor, como si una ley estuviese sobre la Constitución.
Los alcaldes incurren en conducta dolosa al permitir que las comisiones que organizan dichas compras también se salten la norma constitucional y encima paguen precios exorbitantes por la leche, como en el caso de Villa El Salvador. El pretexto es que dichas comisiones son autónomas.
Un sector de dirigentas de los Comités de Vaso de Leche defiende a capa y espada esta situación, al extremo de organizar inclusive marchas en contra de cualquier autoridad que quiera poner orden en las compras turbias.
Por último, el Instituto de Defensa de la Competencia y la Propiedad Intelectual (Indecopi), encargado de velar que se respeten las reglas del libre mercado y la competencia, está obligado a intervenir en este caso pero no lo hace.
A los actores mencionados parece importarles poco el objeto del programa social, que es darle una ración diaria de leche a los niños, ancianos, madres gestantes y madres lactantes de los sectores más pobres del país.
Quienes defienden la compra de leche enlatada sostienen que este envase permite una mejor manipulación y almacenamiento, argumento que vale para poblaciones muy lejanas, pero no en Lima porque aquí las entregas del producto a los comités de madres se hacen de manera semanal.
Por lo demás, los otros envases para leche (sachet y tetrapak) son más baratos e igualmente manipulables, pues vienen en cajas.
No hay razón para que se privilegie la leche en lata, que es más cara. Por ejemplo, la municipalidad de San Miguel acaba de comprar leche en bolsa a 1.75 céntimos la unidad, lo cual supone más lácteo para los necesitados.
El Ejecutivo y el Congreso deben encarar este problema sin ceder al chantaje de las marchas callejeras. De por medio está la salud de miles de niños que hoy están tomando más agua que leche porque de una sola lata se están sirviendo diez raciones. Sean más humanos, por favor.
Fuente: http://victorrobles.wordpress.com/2010/04/01/una-leche-demasiado-turbia/
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