La corrupción del gobierno aprista es el resultado de su grave descomposició n y ausencia de renovación partidaria. Sus máximos dirigentes, Jorge Del Castillo y Omar Quezada, han demostrado ser incapaces morales para ejercer cargo público representativo, nacional o regional, o alta función pública.
¿Qué autoridad moral tendría Del Castillo para postular a la presidencia de la República?; ¿con qué cara Quezada intentaría un segundo gobierno regional en Ayacucho?; ¿el APRA tendrá el desparpajo de presentar cuervos de alto vuelo para estas elecciones regionales y municipales?
Estamos en el Perú y cualquier cosa puede suceder. Los casos más sonados de corrupción en la década del 80: BCCI, Dólar MUC, tren eléctrico, los aviones “Mirage”, etc., han sido olvidados por la memoria colectiva. El ciudadano - elector le entregó nuevamente palacio a un corrupto que estuvo, y está, involucrado también en delitos de lesa humanidad.
Se suele afirmar que el APRA tiene mayor organización partidaria en el país, pero no hay que olvidar que junto a los partidos fujimoristas tiene al mayor número de impresentables. Arana, Quezada, Del Castillo, Vílchez, Pastor, Alva Castro, Nava, Cornejo, son sólo la punta del iceberg. Si a éstos se suman militantes de base y mandos medios, la bandada de cuervos es inmensa.
La declaración jurada del tío George, al 2006, es “similar” a la declaración de rentas de Hilaria Supa. Sin embargo, los inmuebles que posee junto a su cónyuge, en Perú y Estados Unidos, no se condicen con la remuneración mensual que percibe como parlamentario. Si la esposa es ama de casa, a mucha honra, ¿con qué dinero ha adquirido tantas propiedades inmobiliarias?
En cuanto a Quezada, habría que analizar y comparar 4 declaraciones juradas: La primera cuando asumió el gobierno regional de Ayacucho el 2003; la segunda, cuando dejó el cargo; la tercera, cuando asumió la presidencia de COFOPRI; y la última, al dejar COFOPRI. Seguramente nos llevaríamos más de una sorpresa. Por lo demás, conviene interrogarse ¿por qué no tiene Quezada procesos judiciales en curso?, ¿tan limpio fue su gobierno regional y su gobierno municipal en Huanta?
Días atrás el Diario La Calle dio cuenta de que Contraloría de la República habría detectado la desaparición de fondos públicos durante el gobierno regional de Omar Quezada. ¿Qué esperan las autoridades competentes para denunciarlo? Asimismo, Quezada debe responder por los millones de soles que Pedro Pablo Kuczynski le entregó para implementar el Hospital Regional de Ayacucho. ¿Dónde está esa transferencia presupuestal?
Siempre he sostenido la hipótesis, quizá absurda, de que el ciudadano adinerado, o los empresarios exitosos que aspiran a cargos públicos, esconden ciertos intereses insanos. ¿Cuál sería la motivación de estos personajes para incursionar en política? Generar utilidades para beneficio personal. Si el sector público es ingrato, conflictivo, complejo, y mal pagador, no existen incentivos para ingresar en él, salvo que haya de por medio tráfico de influencias, corrupción, peculado, colusión, etc. Los procesos de contrataciones con el Estado movilizan mucho dinero. Si estos procesos son amañados, ganan proveedores y gobernantes a expensas de todos los contribuyentes.
Desde esta perspectiva, Rofilio Neyra, fujimorista empresario del gas en Ayacucho, y Wilfredo Oscorima, empresario de juegos de azar y tragamonedas, son un peligro inminente para el desarrollo de la región Ayacucho. Sus campañas proselitistas millonarias y la compra de consciencias que vienen desplegando a lo largo de las 11 provincias ayacuchanas, no tendrán mayor relevancia si promovemos desde diferentes espacios el voto responsable.
Si Carlos Malpica estuviera vivo, llenaría las bibliotecas de Lima con descripciones audaces de corruptelas gubernamentales. Su libro “Pájaros de Alto Vuelo” sería reeditado constantemente para desnudar a estos nuevos cuervos que han institucionalizado la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario