Carlos Urrutia
La corrupción es una enfermedad de la moral que aleja al individuo, o al grupo, de sus responsabilidades sociales con la comunidad en que convive. Sus síntomas más comunes son la deificación del individualismo, la búsqueda intensa de la impunidad de sus obras, el desprecio de las normas y las instituciones, el desmedido afán de lucro y la indiferencia frente al daño que causa.
Esta es una vieja enfermedad en la política peruana, que se transformó en pandemia en el régimen Fujimorista y que ha vuelto a rebrotar con fuerza en el gobierno aprista, que no es lo mismo pero es igual.
El caso Crousillat viene de debilitar aún más el cuerpo ético de la política peruana, porque compromete al Presidente, a sus ministros, a jueces y fiscales, abogados y políticos, y, en consecuencia, destruye la confianza tan necesaria entre la política y la sociedad civil.
¿Cómo comprar armas para la defensa nacional si la gente cree que ese es el paraíso de las coimas, cómo reconstruir Pisco si eso termina siendo un negocio que perjudica a las víctimas del terremoto, cómo querer vender al aeropuerto de Collique, una parte del Pentagonito, el local del ministerio de Educación y soñar que la gente los va a creer honrados, cómo meter presos a inocentes, dar indultos a corruptos y querer que la gente honesta no repudie la política?
La verdad es que la corrupción en el Perú no es un concepto abstracto que hay que denunciar, sino que es una extendida práctica social muy concreta que hay que erradicar. No es posible que un delincuente que ha cobrado millones de dólares al estado peruano por someter su canal de televisión a las órdenes de una dictadura, pueda hacer tambalear al gobierno y quedar en ridículo al presidente a la hora de aplicarle la ley.
El hecho de haber tenido unos años de crecimiento productivo ha llevado a creer que estábamos conquistando el desarrollo y a aumentar el apetito del dinero fácil. Pero no hay que perder de vista que cada vez que se diga que “el Perú avanza” mientras la gente considera que la corrupción es el principal problema del país, pues, se está mintiendo.
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/la-corrupcion-avanza_58837.html
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