Martes 2 de Marzo de 2010
Lo bonito de las elecciones municipales es que la ideología pesa poco cuando hablamos de combis choconas, smog y rutas. Y pesa menos cuando los principales candidatos han salido de la misma cantera, el PPC, y no encuentran sentido en debatir el mismo rollo sobre la democracia que se saben de paporreta. Por eso, Lourdes Flores y los pepecistas que le quedan han planteado para Lima una nueva polarización: corrupción versus decencia. Inmediatamente, el principal aludido como corrupto, Álex Kouri, se tragó el sapo, lo masticó y ha croado una respuesta que resumo así: No soy corrupto, pero la polarización correcta es otra, eficiencia versus ineficiencia.
Y Salvador Heresi, que es socio y amigo de Kouri, dijo hace dos domingos en RPP cuando León Trahtemberg le preguntó por la moral en la contienda: “No solo es corrupto el que roba sino el que asume un cargo público con una camiseta partidaria y termina siendo ineficiente y haciendo perder el tiempo al ciudadano que votó por él”.
¡Ayayay!, la coartada del “robó pero hizo obra” postulando a ideario. Porque fíjense en la frase oculta: si la ineficiencia es corrupción, entonces la eficiencia es decencia. Como dudo que Heresi, que muy sabio no es, improvisara tamaña respuesta, puedo suponer que ha sido macerada por políticos como su aliado Kouri tras años de gestión contra viento y marea de denuncias, de sospechas investigadas y auditadas, de valorar el pragmatismo de la gestión proyectada al bienestar popular aunque limite con la corruptela aplicada a los fondos públicos.
Que campee el relativismo de los dogmas políticos me parece un signo positivo de los tiempos, pero que candidatee el relativismo moral es peligrosísimo, pues puede acabar minando la confianza en el núcleo de valores que nos da cohesión. La apuesta debe ser clara: por la decencia y por la eficiencia sin cortapisas dogmáticas.
Valga el debate planteado por Lourdes (¿y en casa cómo andamos?), que debe prolongarse al 2011 cuando la presencia de Keiko Fujimori ponga la nueva polarización en gruesa perspectiva histórica: si Fernando Belaunde fue el decente ineficiente, Alberto Fujimori fue el corrupto eficiente. Voto por un decente eficiente.
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