Escrito por Lic. César Cárdenas JavierArtículo publicado el 24 de enero del 2012, en el diario Voces, Tarapoto - PerúSinvergüenzas son los policías que, de cuatro patrulleros indistintamente, paraban al auto en el que viajaba (en diciembre del 2010) para pedir al chófer 0.50 céntimos, al descubrir que no tenía la documentación adecuada que le permita transitar de La Unión (provincia Dos de mayo – Huánuco) hacia la ciudad capital.
Dos meses antes, también fue sinvergüenza el superior Paredes, de la comisaría de Tarapoto, quien intentó pedirme una “Fanta” como condición para anotar mi denuncia por pérdida de documentos en el libro policial.
Sinvergüenza fue aquel jefe del Servicio de Administración Tributaria de Tarapoto, su séquito de funcionarios lambiscones y la autoridad ladrona, quienes robaron más de dos millones de soles de los contribuyentes, bajo la modalidad el doble recibo de ingreso y modificación del sistema de recaudación.
Sinvergüenzas siguen siendo ellos y el medio centenar de autoridades y funcionarios, cuyos nombres se escuchó en la audiencia pública en la Cámara de Comercio, ante la presencia del procurador Anticorrupción y del ministro de Justicia, quienes llegaron a Tarapoto para escuchar la indignación de la población.
En una reunión previa, el ministro, el procurador anticorrupción y su equipo técnico se sorprendieron sobre los casos de corrupción que les indicamos los integrantes de la Red Regional Anticorrupción (iniciativa de Proética), temas que fueron un escándalo y que su representante en San Martín no había sido acreditado para defender al Estado y exigir la reparación civil (recuperación de lo robado).
Terminada la reunión, su malestar se sintió. La Procuraduría Anticorrupción en San Martín es invisible –dijeron– , ¿quién ha escuchado de ellos? Los casos que defiende son poco ejemplares para evitar que los ladrones de cuello y corbata se roben el dinero de todos los peruanos.
Según un antecedente anterior, en Piura, se cambió al procurador anticorrupción una semana después de la audiencia pública. Luego que se demostrara poca eficacia en la defensa al Estado. ¿Igual pasará en San Martín?
A Paredes, también lo cambiaron, peor aún, lo denigraron, lo detuvieron como a un delincuente, lo enjaularon en el penal a inicios del año pasado. Cuando me encontré con él, ya vestía de civil, había soportado tres meses encerrado en una carceleta por haber pedido 50.00 soles con la condición de borrar una papeleta de infracción a un motociclista.
Así como sucedió con Paredes, tarde o temprano se descubren a los corruptos, pese a la “omisión involuntaria” o complicidad de los procuradores, abogados o jueces. La lucha anticorrupción comienza con uno mismo, con la capacidad de indignarse y denunciar al corrupto.
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